domingo, 30 de noviembre de 2014

Borges, tango y memoria




 Por Karina Micheletto

“Tal vez la misión del tango sea ésa: dar a los argentinos la certidumbre de haber sido valientes, de haber cumplido ya con las exigencias del valor y el honor.” La cita de Borges vuelve en la memoria de Juan Sosa, y el músico dice que fueron estos temas borgeanos –el valor, el honor, la misión o el destino– los que lo llevaron años atrás a enfrentarse al autor que admira desde la música. Los versos de Jorge Luis Borges sirvieron de guía para El tango, un trabajo que el guitarrista encaró con los recitados de Héctor Alterio. Ahora, puestos en un presente que es otro, con nuevos arreglos y esta vez con él mismo recitando esos versos de los que no deja de asombrarse, Sosa volverá a mostrar ese trabajo hoy a las 17 en el Museo del Libro y de la Lengua (Las Heras 2555), con entrada gratuita. Lo acompañarán Fernando Díaz en guitarra, Carolina Rodríguez en viola, Damián Foretic en bandoneón y Emanuel Munich en bajo, todos jóvenes músicos con los que Sosa retoma su trabajo, esta vez ya finalmente radicado en Buenos Aires, de regreso de su exilio. También estará en cello y flauta Ricardo Munich, quien en los ’70 fuera su compañero en tiempos de Huerque Mapu.

“No pensábamos dejar nuestros huesos en España”, sintetiza la decisión que lo trajo esta vez a un regreso definitivo junto a su compañera, con la que eligieron como nuevo hogar el corazón mismo de la porteñidad, por Corrientes y Callao. Tras su participación en Huerque Mapu y su militancia primero en el grupo clasista Los Obreros, y luego en Montoneros, Sosa pasó por el exilio en México, París y Madrid. Hubo un regreso a la Argentina en los ’80, que duró unos años, y ahora éste, en el que vuelve también su música: la “Milonga de la calandria”, en la que él mismo musicaliza a Borges, las músicas de Jorge Sarraute o de Oscar Grossi para otras milongas y tangos, o la obra de Piazzolla sobre Borges, otro punto de partida sobre el que trabajó Sosa.

“Toda esa cuestión del culto al coraje, esa atmósfera del duelo a cuchillo que narra Borges me recordaba lo que viví cuando era pibe: yo me crié en Mar del Plata, en un barrio de frontera entre el campo y la ciudad”, relata el músico. “Vivía a veinte cuadras del centro, pero en ese entonces era campo. Iba a la escuela y veía vacas, pasaba por los tambos donde vendían manteca suelta en un frasco con agua. Y he visto duelos a cuchillo en el conventillo donde me crié. Nuestra música era ésa, el tango, el folklore, los bares donde llegaban los payadores anarquistas. Por eso, en estos versos, cada imagen me retrotrae a aquello. Como si fuera todo un violento olvido y apareciera de vuelta con un color único, por la distancia y el tiempo. Y me da mucha alegría que pase eso.”

Hay otra frase de Borges que vuelve de memoria en esta ligazón emocional: “El tango puede discutirse, y lo discutimos, pero encierra, como todo lo verdadero, un secreto. Los diccionarios musicales registran, por todos aprobada, su breve y suficiente definición; esa definición es elemental y no promete dificultades, pero el compositor francés o español que, confiado en ella, urde correctamente un ‘tango’, descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza. Diríase que sin atardeceres y noches de Buenos Aires no puede hacerse un tango y que en el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango, su forma universal (esa forma que apenas deletrean ‘La Tablada’ o ‘El choclo’), y que esa especie venturosa tiene, aunque humilde, su lugar en el universo”. “Lo digo con Borges porque no sé cómo podría decirse mejor en castellano. Es simplemente perfecto”, concluye Sosa. A esos atardeceres y noches en Buenos Aires ha vuelto Sosa a hacer tango, justo en un momento en el que casualmente su pasado está siendo revisitado en un libro de reciente aparición: Un fusil y una canción, de Ariel Zak y Tamara Smerling, que reconstruye la historia de Huerque Mapu, el grupo de folklore que hizo la Cantata de Montoneros. “Me emociona pensarlo, porque Huerque Mapu representa una parte de mi historia, la parte fundamental que es la de la lucha política”, dice Sosa.

Fuente : Pagina 12
30 de noviembre de 2014

El Papa pide que el diálogo sobre Borges ayude a entender al hombre y su apertura a la trascendencia


 ¨La reflexión conjunta sobre la figura del eminente escritor Jorge Luis Borges constituye ciertamente una base propicia para suscitar un fecundo diálogo cultural y el necesario intercambio de ideas que ayuden a entender más profundamente al hombre en sus relaciones interpersonales y su apertura a la transcendencia¨, destacó el papa Francisco en un mensaje a los participantes del Atrio de los Gentiles, un espacio de diálogo entre creyentes y no creyentes que por primera vez se realiza en la Argentina. En ese marco, el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, cardenal Gianfranco Ravasi, recibió el título de doctor honoris causa de la Universidad Católica Argentina (UCA).
 
El papa Francisco pidió a los participantes del Atrio de los Gentiles, que por primera vez se realiza en la Argentina, que la reflexión sobre Jorge Luis Borges permita un diálogo cultural fecundo que "ayude a entender al hombre en sus relaciones interpersonales y su apertura a la trascendencia".

El Atrio de los Gentiles, un espacio de debate entre creyentes y no creyentes que promueve el Consejo Pontificio para la Cultura, comenzó ayer formalmente en Buenos Aires, donde intelectuales, empresarios y académicos intercambian opiniones sobre "Borges y la trascendencia" y "Responsabilidad Social".

"La reflexión conjunta sobre la figura del eminente escritor Jorge Luis Borges constituye ciertamente una base propicia para suscitar un fecundo diálogo cultural y el necesario intercambio de ideas que ayuden a entender más profundamente al hombre en sus relaciones interpersonales y su apertura a la transcendencia", sostuvo.

El pontífice argentino animó a "todos a buscar, en el respeto y la escucha sincera del otro, la verdad del ser humano, llamado a cultivar aquellas virtudes que lo engrandecen y dignifican, abriendo así la puerta de su corazón a Dios, que siempre ofrece una esperanza que no defrauda" y expresó su deseo de que "los trabajos de estos días sirvan también como acicate para que el bien común, el mutuo entendimiento y la afectiva cooperación puedan ser cada vez más el sólido fundamento de nuestra sociedad".

El mensaje papal fue leído por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, durante el acto de apertura en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Luego el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, compartió una mesa junto con la viuda del autor, María Kodama, el rabino Daniel Goldman y el filósofo Santiago Kovadloff.

El purpurado vaticano aseguró que "la óptica de Borges no es la del creyente" y puntualizó: "Es la inquietud del poeta agnóstico".

Kodama consideró que el calificativo agnóstico atribuido a Borges implica "aprender lo inasible a partir de la capacidad de razonar" y afirmó que desde su infancia el autor "sintió la inquietud metafísica".

Kovadloff habló del pensamiento como acción que conduce a la trascendencia, mientras que Goldman reconoció que cita en forma habitual a Borges en sus clases teológicas y predicaciones en el templo.

Fuente : AICA.com

lunes, 24 de noviembre de 2014

El escritor Jorge Luis Borges, ¿un teólogo ateo?



En el marco la iniciativa "El Atrio de los Gentiles", el cardenal Giafranco Ravasi analiza la espiritualidad de uno de los grandes escritores agnósticos argentinos

El Consejo Pontificio para la Cultura del Vaticano organiza el evento Responsabilidad social y Borges-Trascendencia, en el marco de la iniciativa “El Atrio de los Gentiles”, que se llevará a cabo en Buenos Aires y Córdoba del 26 al 29 de noviembre 2014.

El Consejo Pontificio calza los pasos de Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899 – Ginebra 1986) que el mismo Papa Francisco ha definido “un autor de frente al cual uno se quita el sombrero”.

Los organizadores cuentan que “no es casualidad que en 1964, cuando el entonces joven jesuita Bergoglio enseñaba Literatura en el Liceo de la Inmaculada de Santa Fe, Argentina, hizo de todo para llevarlo a dar clase a sus estudiantes”.

A continuación proponemos algunos extractos del discurso del cardenal Gianfranco Ravasi, publicado en el diario italiano Avvenire, sobre la profunda espiritualidad de uno de los más grandes escritores agnósticos argentinos.

La fe de Borges

El presidente del Consejo Pontificio diseña un Borges que más allá de la etiqueta de “agnóstico” dada por sus críticos y retractores: es un hombre de una fe implícita. “Valiosa es la definición aplicada al escritor por un importante y simpatizante autor (italiano) como Leonardo Sciascia: ‘es el más grande teólogo de nuestro tiempo: un teólogo ateo”, cita Ravasi.

“Este oxímoron - continua- había sido desarrollado por otro admirador John Updike que dice: ‘si el cristianismo no ha muerto en Borges, sin embargo en él es latente y sueña caprichosamente”.

En su análisis teológico asegura que “Borges frecuentemente oscila entre ausencia y presencia, entre sueño y verdad. En efecto, escribía: “En las grietas, Dios vigila y espera…Dios mi soñador, continúa a soñarme”.

De aquí la idea del Consejo Pontificio de la Cultura de atravesar de nuevo el Atlántico. “Llevar el Atrio de los Gentiles a Buenos Aires y Córdoba para intentar dialogar sobre uno de los aspectos más debatidos y fascinantes de este gran escritor agnóstico: la dimensión trascendente escondida en sus obras”, asegura el dicasterio en una nota de prensa.

La Biblia influye en el universo borgesiano

“Los Evangelios - sostiene Ravasi- han sido una referencia capital para Borges. Es indiscutible, de todas maneras, que la Biblia haya ofrecido” al autor argentino “una especie de léxico temático, simbólico, metafórico, de arquetipo y hasta literario-retórico”. 

El cardenal recuerda la predilección del escritor por el libro de Job del Antiguo Testamento de la Biblia, que también pendula entre el “enigma temático” entre el mal y el dolor. “Se debe reconocer que Borges acoge un núcleo hermenéutico significativo de esta obra de la Biblia”, sostiene.

El “mundo bíblico” de Borges es reconocido por el cardenal Ravasi a través de citas  escrupulosas sobre el escritor de Ficciones, en las cuales constata “una repetición” de la secuela de la “crucifixión” y una “readaptación a la actualización”.

La influencia de la narración bíblica en Borges es definida por Ravasi como una “energía constantemente transformadora hasta hacer la historia sagrada primordial siempre nueva y eficaz”; entretanto, señala en la obra El Evangelio según Marcos de Borges un ejemplo de esta repetición y actualización.

Es así que del 26 al 29 de noviembre, en plena primavera austral, el Consejo Pontificio para la Cutural del Vaticano pone su tienda en la capital argentina, donde se realizarán encuentros, debates, espectáculos y muestras dedicadas a Borges y a otros temas de interés.

El cardenal Ravasi participará en los múltiples eventos, unidos por el mismo hilo conductor: comprender la espiritualidad del escritor argentino que apasionó también al Papa Francisco en su época de profesor de literatura.

¿Qué es el atrio de los gentiles?

“El atrio de los gentiles” es un iniciativa del Consejo Pontificio para la Cultura que cuenta con varias citas durante el año y en diferentes partes del mundo. Se trata de un espacio de encuentro y diálogo, un espacio de expresión para los que no creen y para los que se hacen preguntas acerca de la propia fe, una ventana abierta al mundo, a la cultura contemporánea.

Fuente : Aletelia

Atrio de los Gentiles – Jorge Luís Borges


Historia

En el año 20-19 A.C., el rey Herodes reestructuró el templo de Jerusalén, que fue construido después del exilio. Además de las áreas reservados a los miembros del pueblo de Israel había un espacio en el que todos podían entrar, judíos y no judíos. Ahí se reunían rabinos y maestros de la Ley para escuchar las preguntas de la gente sobre Dios, y a responder en un intercambio respetuoso. Era el atrio de los gentiles o paganos, un espacio que todos podían atravesar y en el que podían permanecer, sin distinciones de cultura, lengua o profesión religiosa, un lugar de encuentro y diversidad. De tal lugar viene la inspiración para esta iniciativa del Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano. Se trata de un ámbito de encuentro y diálogo, un espacio de expresión para los que no creen y para los que se hacen preguntas acerca de la propia fe, una ventana abierta al mundo, a la cultura contemporánea y las voces que ahí resuenan.

Como señaló Ravasi, “este diálogo está destinado a desarrollarse sobre las grandes cuestiones radicales que conciernen a la vida y la muerte, la verdad y la mentira, el amor y el dolor, el bien y el mal, la libertad y la solidaridad, la palabra y el silencio”, y agregó: "El diálogo que queremos establecer se desarrollará entre personas inteligentes y apasionadas que desean encontrar un sentido, una respuesta, una verdad”.

El Atrio de los Gentiles en Argentina

El Atrio de los Gentiles es un programa de diálogo que promueve el Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano, que fue iniciado por Benedicto XVI y continuado y potenciado por el actual Papa Francisco. La iniciativa, que se concretó en varias ciudades de Europa y de América, ahora se hará en la Argentina, continuando el proyecto del Foro sobre “Diálogo Intercultural y Responsabilidad Social”, con la participación de destacados intelectuales y artistas de la Argentina y del exterior, directivos de empresas y ONG, religiosos de distintas confesiones, políticos y funcionarios.

El Cardenal Ravasi expresó particularmente interés por la figura de Borges, y luego facilitó que María Kodama, presidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, y saludara al Papa Francisco y le entregara ella personalmente la obra completa de ese escritor, lo cual hizo acompañada por el P. Francesco Ballarini, presidente del Foro Ecuménico Social. Ambos pudieron hablar brevemente con el Santo Padre.

Habrá mesas de debate sobre Borges, trascendencia, religiosidad y gnosticismo, ética ciudadana, entre otros temas. Participarán el Cardenal Ravasi, María Kodama, el filósofo Santiago Kovadloff, Mons. Víctor Fernández, Rector de la Universidad Católica Argentina, P. Ignacio J. Navarro, autor de “Últimas inquisiciones. Borges y Von Balthasar recíprocos”, religiosos de distintas confesiones, como el Rabino Daniel Goldman, y otros intelectuales de la Argentina y de otros países. Moderador será José María Poirier, director de la Revista Criterio. Entre los intelectuales invitados figuran escritores y académicos, como Luce López Baralt y Arturo Echavarría (Universidad de Puerto Rico), Ruth Fein (Universidad Hebrea de Jerusalén), Lucrecia Romera (Asociación Internacional de Hispanistas), Abel Posee y Horacio Salas (autor de “Borges, una biografía”), .


Eventos del Atrio de los Gentiles,  sobre Jorge Luis Borges

Martes 25 de noviembre. Ciudad de Buenos Aires

Fundación Internacional Jorge Luis Borges, Anchorena 1660.

11 horas: Mesa sobre “Música y trascendencia”. Paolo Vergari (Italia-Piano). Cristina Tartza (Violín-Rumania) y Ariel Hagman (Argentina -Composición).

XIV° Jornadas Borges y los otros. Coordinadora: María Gabriela Barbara Cittadini (Vicepresidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges).

15 horas: (sala B): “Borges y la educación”. Roxana Gardes (U.C.A.): La ética en el universo borgeano. Laura Bertone (Consultora Evolución): El poder de la palabra. De la importancia de generar asombro al enseñar. Sandra Eugenia Schaffer (Colegio Informático “San Juan de Vera”): Borges, Melville y la Biblia. Susana Elena Bonifacio (CEN): Algunas consideraciones sobre “A Rosa de Borges” de Xosé Carlos Caneiro. Romina Paula García (Escuela Nº 14 DE Nº 13 República del Brasil): “La educación hoy”. María Dolores Hermida (Escuela Nº 14 DE 20 “Islas Malvinas”): “2014 año de leer a Borges en la escuela” . Coordina: Sandra Schaffer

15 horas: (Sala A): “Borges y Brasil”. Lyslei Nascimento (Faculdade de Letras da Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil): Borges y la Cabala. Marília Spingolon (Universidade Federal da Fronteira Sul - UFFS): Linguagem e filosofia na obra ensaística borgeana “El tamaño de mi esperanza”. Marta Kawano (Departamento de Teoria Literária e Literatura Comparada. Universidade de São Paulo – Brasil): “Borges y la estética de George Berkeley”. Mateus C. Melo (UFRGS – Universidade Federal do Rio Grande do Sul): “Las formas de la historia: Borges y sus interpretaciones acerca de la escritura del pasado”. Ana Caroline Pereira da Silva/ Verônica Pereira Batista (Instituto Federal de Educação, Ciência E Tecnologia da Paraíba – IFPB): Trabalhando com Borges em sala de aula, o lugar do texto literário nas aulas de español como língua estrangeira. Santo Gabriel Vaccaro (Universidade Federal da Fronteira Sul (UFFS): Borges y la oralidad: entre los límites y las posibilidades de todo lenguaje. Coordina: Santo Gabriel Vaccaro

17 horas: (Sala A): “Borges y los otros”. Ana María Hernando (Facultad de Lenguas. UNC): Una “revisita” a Jorge Luis Borges, “Al más grande forjador de sueños”. Verónica Lescano Galardi (Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales, Dr. Ambrosio L. Gioja. Facultad de Derecho. Universidad de Buenos Aires) y Alba Galardi Elitchery (UCA-Investigadora independiente Biblioteca Nacional del Maestro) : “Agonía y muerte de una estirpe en la obra borgeana.” Aldo Oscar Valesini (Universidad Nacional del Nordeste): Los modos de la referencia en “Los Conjurados”. María Ruhlmann (The Johns Hopkins University): Borges y Al-Ándalus. Leticia Moneta (Facultad de Filosofía y Letras – UBA): Biografías distantes: Borges y Barnes. Coordina: Aldo Valesini.

17 horas: (Sala B): “Borges: lecturas teóricas”. María Isabel Zwanck (Fundación Litterae): Borges y su Estética de la Recepción. Alejandro Riberi (University of Hull): Ficción e Historiografía en la obra de Borges. Verônica Pereira Batista (Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia da Paraíba – IFPB): La moneda, símbolo del fantástico en El Zahir. Marcelo Méndez (UBA, FFyL): Duelo y ley escrita, criollismo y género policial, en “Hombre de la esquina rosada”. Adhelma Páez (Universidad Nacional de Rosario): Trascendencia y cotidianeidad. Coordina: María Isabel Zwank.

19 horas: Plenario de cierre: Teresita Frugoni (UBA): "Relaciones: Borges- Marcelo Cohen". Daniel Altamiranda (UCA IES N° 1 e IES N° 2): “Borges, personaje de ficción”. María Adela Renard (FIJLB): Configuraciones autobiográficas en la estructura trascendente de la obra de Borges. Enrique Marini Palmieri (Universidad de Paris III Sorbonne nouvelle): “Eloy Fariña Nuñez y Jorge Luis Borges. ¿Una relación que no se dio?”

21 horas: “Borges, Un Destino Sudamericano”. Film Basado En El Cuento “El Sur”, de Jorge Luis Borges. Intérpretes: Jorge Luis Borges, María Kodama y otros. Realización y Dirección: Tadeo Bortnowski y José Luis Di Zeo.



Miércoles 26 de noviembre. Ciudad de Buenos Aires

Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Av. Figueroa Alcorta 2263.

15:00 horas: Mesa sobre Tango, Borges, la Guardia Vieja y Piazzola. Panel con Horacio Salas (autor de “Borges, una biografía”), Oscar Conde (Universidad Nacional de Lanús-Universidad Pedagógica), y Santiago De Luca (Universidad Nacional de San Luis). Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

17.00 horas: Mesa sobre Borges, Biblia y Teología. Panel con P. Ignacio Navarro (autor de “Últimas inquisiciones. Borges y Von Balthasar recíprocos”): “La pregunta detrás de la obra”, Lucrecia Romera (Asociación Internacional de Hispanistas): “Jorge Luis Borges: poesía y evangelio”, Ruth Fine (Universidad Hebrea de Jerusalén): "Borges y las paradojas de la fe" y Lucas Adur (autor de una tesis sobre Borges y el cristianismo). Moderador: José María Poirier. Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

19 horas: Mesa de debate sobre Borges y la trascendencia. Con el Cardenal Ravasi, María Kodama (presidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges), el filósofo Santiago Kovadloff y el Rabino Daniel Goldman (Comunidad Bet El). Moderador: José María Poirier (Revista Criterio). Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

“Música y poemas de Borges”, interpretan María Alejandra Sartore (oboe-corno inglés), Carolina Cho (piano) y Pablo Fenoglio (trombón), con lecturas a cargo de María Kodama y Santiago Kovadloff.



Jueves 27 de noviembre. Ciudad de Buenos Aires

Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Av. Córdoba 2122, Ciudad de Buenos Aires.

15:00 horas: “Borges y Los Conjurados”. Abel Posse (escritor): “Borges y el ecumenismo”, Rosendo Fraga (Centro de Estudios Nueva Mayoría): “Borges y la Patria”, y María Eugenia Estenssoro (Fundación Equidad). Salón de actos tradicional de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA con entrada por Av Córdoba 2122, 2º piso, Capital.

16:00 horas: “Belleza y trascendencia”. María Kodama (Fundación Borges): “Belleza, mística y misterio en la obra de Borges" . Padre Vicente Llambías: “Asalto a la Belleza. Jacques Maritain, Gastón Bachelard, Paul Claudel y Pierre Teilhard de Chardin”. Gracia Cutuli (Artista visual y Académica de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes): "Belleza de dos mundos". Julio Sánchez (crítico de arte): "lo espiritual en el arte del siglo XXI". Modera: María Paula Zacharías (Periodista sección cultura del Diario La Nación). Sala SUM de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA con entrada por Av Córdoba 2122, 2º piso, Capital.


Viernes 28 de noviembre. Ciudad de Córdoba

19:30 horas: “Mesa debate sobre Borges y la trascendencia”, con el Cardenal Gianfranco Ravasi, María Kodama, Osvaldo Pol, y Susana Romano Sued. Moderador: Vicerrector Académico Dr. Diego Fonti. Auditorio Diego de Torres, Sede Centro de la Universidad Católica de Córdoba. Obispo Trejo 323. Ciudad de Córdoba.


Fuente : Atrio de los Gentiles
 



Borges ‘"vuelve"’ a su hogar de Adrogué, que ahora será un museo



Se inauguró "Casa Borges", la residencia habitada por el autor junto a su madre Leonor Acevedo, ya viuda, y a su hermana Norah, que abrirá sus puertas al público. La casa ofrece muestras permanentes, visitas guiadas, talleres y un centro de estudios literarios. Para su apertura como museo fue intervenida por destacados artistas plásticos como Jorge Aranda, Fernanda González Latrecchiana, Lilí Esses, Gloria Cruz, Magdalena Bravo y Elisa Menéndez.

"Durante los años de mi infancia pasábamos los veranos en Adrogué, a unos 15 o 20 kilómetros al sur de Buenos Aires. Allí teníamos residencia propia: una vasta construcción de una planta, con terrenos, dos cabañas, un molino de viento y un peludo ovejero marrón. Adrogué era entonces un remoto y apacible laberinto de casas de veraneo rodeadas por verjas de hierro, con parques y calles que irradiaban de las muchas plazas. Impregnado por el ubicuo aroma de los eucaliptos".

Esa casa de verano que describía Jorge Luis Borges se acaba de convertir en un museo y también en la primera residencia habitada por el escritor que abre sus puertas al público. "Casa Borges", ubicada en Plaza Brown 301 de la ciudad de Adrogué, hoy ofrece muestras permanentes, visitas guiadas, talleres y un centro de estudios literarios.

La casa, de estilo austero, fue habitada por Borges, junto a su madre Leonor Acevedo, ya viuda, y a su hermana Norah. Es una casa de ladrillos rojos a la vista, rejas verdes y tejas coloradas, de tres dormitorios y 100 metros cuadrados de parque. Para su apertura como museo, fue intervenida por destacados artistas plásticos como Jorge Aranda, Fernanda González Latrecchiana, Lilí Esses, Gloria Cruz, Magdalena Bravo y Elisa Menéndez. En uno de los cuartos hay una muestra permanente incluye poemas inspirados en Burzaco, Glew y Adrogué, y retratos de la infancia y adultez del autor, muchos tomados en la zona. En otro, hay una sala audiovisual con entrevistas a Borges en las que se destaca su vínculo con el lugar. Y en el tercer dormitorio, una biblioteca con la colección de libros borgeanos comprados por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, que preside María Kodama, viuda del escritor. Entre otros tesoros, la casa alberga el poemario Adrogué, que se publicó en 1977 por suscripción.
Kodama, quien preside la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, y el Gobierno Municipal de Almirante Brown, suscribieron un convenio de cooperación e intercambio institucional, por el que "Casa Borges" funcionará como un museo vivo abierto al público. "Borges siempre me hablaba de Adrogué. Lo recordaba con mucho cariño y mucha alegría. Para él era una especie de paraíso", expresó Kodama durante la inauguración de la casa museo.

"Casa Borges nos ofrece la posibilidad de recorrer a través de una experiencia inédita, los ámbitos de inspiración y creación en los que Jorge Luis Borges concibió, con soberbia exquisitez, parte de su espléndida obra", detalló el secretario de Educación, Cultura y DD.HH., Jorge Herrero Pons.

Borges pasó gran parte de sus vacaciones durante la década del ‘40 en Adrogué. Primero en el hotel "Las Delicias" y luego, a partir de 1944, en la casa que adquirió su madre. La propiedad también fue habitada por Norah Borges, seudónimo con que se conocía a Leonor Fanny Borges Acevedo, hermana del escritor y destacada pintora. El resto del año, vivía en un departamento en el sexto piso de un edificio ubicado en centro porteño, en la calle Maipú.

La vivienda de Adrogué –en el corazón del casco histórico de la ciudad– pasó por varios dueños hasta que en 2011 el municipio de Almirante Brown la expropió ante una inminente demolición y la restauró con el estilo de la época.

Durante su primera semana de apertura, en octubre pasado, más de mil personas pasaron por la Casa Borges, entre vecinos y turistas, académicos y curiosos. Las autoridades del municipio, además, están buscando que los comercios y bares de la zona se integren a la propuesta cultural con referencias a alguno de los libros de Borges.

"En cualquier parte del mundo en que me encuentre cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué. Adrogué era eso: un largo laberinto tranquilo de calles arboladas, de verjas y de quintas; un laberinto de vastas noches quietas que mis padres gustaban recorrer. Quintas en las que uno adivinaba la vida detrás de las quintas", escribió alguna vez Borges. Ahora, todos sus lectores tendrán la posibilidad de entrar por un rato en ese mundo.

Fuente : Cronista-com

domingo, 23 de noviembre de 2014

“Yo no soy Borges, soy el otro...” – Buenos Aires 1985


Lilian Fernández Hall

En homenaje a quien no siempre en vida fue estimado y valorado por sus contemporáneos, deseamos reproducir una entrevista que quien escribe estas líneas tuvo la oportunidad de realizarle al autor de El Aleph en Buenos Aires. Fue en el otoño de 1985 —un año antes de la muerte del escritor— que, con la osadía que da la juventud, llamamos por teléfono a su casa con el fin de pedirle una entrevista para una poco conocida revista uruguaya. Muchos de los “grandes” de entonces se habían negado (entrevistadora inexperta y publicación casi desconocida). En el caso de Borges (a quien nunca se le llamó otra cosa que “Borges”, no “Don Jorge” o “Señor Borges” o algo así, sino simplemente “Borges”) fue distinto. Fue la voz de un anciano cortés, afable, muy cansado pero completamente lúcido la que contestó al teléfono y dijo sentirse “muy honrado” por ser objeto de nuestro interés. Nos invitó a su casa a visitarlo y el resultado de esa charla tan entrañable se publicó en la revista Jaque de Montevideo el viernes 12 de julio de 1985. A ya más de veinte años del fallecimiento del escritor, perdura el recuerdo de esa breve conversación y vaya como homenaje a quien sigue encontrando adeptos en los más lejanos rincones del planeta.


           Jorge Luis Borges y Lilian Fernández Hall (1985)
                              Foto: Patricio Salinas

Jaque encontró en Buenos Aires un Borges melancólico, desencantado, sin esperanzas, para quien ser argentino es “un acto de fe”. Confiesa no saber nada del tango, de Gardel, de la literatura contemporánea, ni de política y, en otro juego de espejos, afirma ignorar si tiene o no realmente vida personal. Es Jorge Luis Borges.

—Borges, usted que ha viajado tanto, ha estado en tantas ciudades...

—No se crea, no tanto. Hay dos países que me gustaría mucho conocer: China e India. Pero imagínese que no me puedo costear esos viajes. No es como ir a Bolivia o a Chile.

—No, claro, pero usted que ha viajado tanto, decía ¿cómo se siente en Buenos Aires?

—Como todo el mundo, melancólico. Porque no mejoran las cosas. Hace un año y medio que están los radicales y no han hecho nada ¿puede ser? Quizás ahora hagan algo. Recuerdo que, cuando fue electo, el Presidente me invitó a un acto oficial. Yo sólo conocía a Bioy Casares, a los demás escritores no los conocía. Era gente más bien de radio, de teatro, actores. Pero a los escritores no los conocía. Yo dije algunas palabras. Pero ahora estoy muy desencantado, sin esperanzas...

—Usted dice en sus poemas: “Ser esa cosa que nadie puede definir: argentino”. ¿Tampoco ahora podría definirlo?

—No, no podría. Yo creo que algo así sucede con todos los países ¿qué es ser irlandés? ¿qué es ser sueco? Un acto de fe. Ser argentino es un acto de fe. Es muy raro. Este país, no sé, algunos dicen que va a salvarse con las nuevas medidas, pero hace muchos años que tenemos problemas.

—Borges, hablando ahora de su obra, los temas que en ella se repiten son el tiempo, los laberintos, los espejos, los compadritos...

—Sí, los compadritos. Pero los compadritos se acabaron con las armas de fuego: los verdaderos compadritos eran cuchilleros. Yo conocí cuchilleros. El cuchillo era un arma de guapos, ellos llevaban siempre, los de ciudad, el cuchillo en la sisa del chaleco, se sacaba así (hace el gesto de sacar el puñal) en cambio en el campo lo usaban en el lado izquierdo del cinto, y lo sacaban así (hace otro gesto).

—“Hacia arriba y con el filo para adentro”, como enseña usted en el cuento “El Sur”.

—Claro, pero fíjese qué raro, nunca se hablaba del cuchillo, por pudor. Si se lo sacaba era para usarlo, pero no se lo mostraba nunca. Además, se usaba cuchillo corto. Ya el hecho de sacar un puñal corto era una prueba de que uno sabía usarlo. Pero ahora el cuchillo ya no tiene sentido.

—¿Qué opina del tango, Borges?

—Yo no sé nada del tango.

—Usted dice que no tuvo orígenes populares.

—No, el pueblo lo rechazó. En los conventillos no se bailaba. En realidad, yo he leído algo sobre el tango. Surge en la misma época que el jazz, en el mismo ambiente: en los prostíbulos. Pero puede probarse que no fue popular por los instrumentos. La milonga, por ejemplo, se acompañaba con la guitarra. ¿Sabe cuál es la etimología de la palabra “guitarra”?

—No.

—Viene de cítara, del griego: cítara-guitarra ¿qué lindo, no? Bien, el tango surge hacia 1880, no se sabe si originario de Montevideo o de Buenos Aires, en el mejor de los casos se comprueba que no es popular por los instrumentos: piano, flauta y violín, y luego se agrega un instrumento alemán: el bandoneón. Así que no es popular, porque los instrumentos son muy caros. La flauta no, pero el violín y el bandoneón, sí. En cambio, la guitarra es popular. Cuando yo era chico se tocaba en todas las esquinas de Buenos Aires, ahora no.

—¿Qué opina de este homenaje un tanto desmesurado que se le está brindando a Gardel?

—Yo no sé nada de Gardel. Sé que no quiso ser ciudadano uruguayo. Se llamaba Charles Gardel, era descendiente de franceses. Él la compró a la madre.

—¿Cómo?

—La madre de él trabajaba en un prostíbulo en Toulouse, entonces él la compró. El precio de las prostitutas variaba según la edad y las nacionalidades. Aquí las más baratas eran las criollas, luego venían las polacas y finalmente, las más caras eran las francesas.

—Otro de sus temas preferidos son los espejos ¿qué le sugieren?

—Cuando yo era chico había muebles hamburgueses en casa. Había un espejo de tres cuerpos donde yo me miraba siempre. Desde mi cama, inmóvil. Y un día se me ocurrió que una de las imágenes reflejadas podía tomar vida propia, podía empezar a obrar por su cuenta. Ese es el origen de mi interés por los espejos, y por eso aparecen en mis cuentos.

—¿Por qué nunca escribió una novela?

—Porque no soy lector de novelas. Bueno, leí el Quijote, y un novelista que para mí es el novelista: Joseph Conrad. He leído a Dickens mucho, leí Crimen y castigo, lo leí con mucho entusiasmo, más que Los hermanos Karamazov, Tolstoi sí que me gusta mucho. Pero otras novelas... En cambio leí Las mil y una noches en una versión, creo que la mejor versión occidental, la de Rafael Cansinos Assens. Él se jactaba, no sé por qué razón, de poder saludar a las estrellas en catorce idiomas clásicos distintos ¿qué exageración, no? Era una andaluzada. Pero la novela es un género que no conozco.

—¿Y de literatura contemporánea?

—Yo no sé nada de literatura contemporánea, creo que hay mucha pornografía...

—Quiero hacerle una pregunta...

—Si es una pregunta política, no sé nada (sonríe). No estoy afiliado a ningún partido político. En fin...

—No, no es una pregunta política. Se refiere al debate que existe acerca de la cuestión del Premio Nobel...

—No, no, pero yo voy a defender a los Académicos. En un tiempo, ellos confirmaban prestigios. Cuando un autor recibía su premio, ya estaba consagrado. Cuando Bertrand Russell lo recibió, cuando André Guide lo recibió, ya eran famosos. Pero creo que ahora quieren dar el premio de estímulo, a quienes no son tan conocidos. Yo creo que es una política distinta, yo la respeto. Además, yo no tengo méritos, mi obra no existe. Acá no tengo ningún ejemplar de mi obra. Yo no soy Borges, soy el otro... (sonríe).

—Parece que en Suecia se estima más su poesía que su prosa...

—¿Ah, sí? qué notable. Bueno, la poesía es un género más antiguo, más noble.

—Pero en otros países, en Europa y en América Latina, se valora más su prosa.

—Bueno, cuando yo pienso en la prosa, me gusta más la poesía; y cuando pienso en la poesía, me gusta más la prosa.

—Cuando el Premio se le concedió a García Márquez...

—Muy merecido, sí.

—...él mismo consideró que se lo merecía más usted.

—Bueno, es una generosidad de su parte.

—Unas últimas preguntas, Borges: de acuerdo a sus declaraciones, parece ser que usted está en un proceso de evaluación de su vida personal.

—No sé si tengo vida personal. De mi biografía poco tengo que decir: nací en Buenos Aires, viví en Suiza, después me empezaron a interesar los idiomas, no sé, un poco de vida literaria, enamorarse... (sonríe).

—Usted dice que no cree en la inmortalidad ¿eso no le produce angustia?

—No, no. Recuerdo que mi padre decía que una vez que uno se moría, era mejor morirse del todo. Él se dejó morir. Se negó a comer y a tomar remedios. Ahora, la transmigración sería interesante, no?

—Claro. Bueno, Borges, no lo molestamos más, muchas gracias.

—No, no, no me molestan. Gracias a ustedes que han llenado esta mañana que parecía vacía. (En la puerta, pensativo) ¿Así que me recomiendan la poesía?

Buenos Aires, julio de 1985

Notas

    Thente, Jonas. “Oraklet från Buenos Aires”. En: Dagens Nyheter, Kultur, sábado 31 de marzo de 2007, pp. 6-7. La traducción es mía.

Fuente : Letralia.com


El oráculo de Buenos Aires




Lilian Fernández Hall

El sábado 31 de marzo apareció, ocupando un espacio privilegiado de casi dos páginas, una nota titulada “El oráculo de Buenos Aires” en la sección “Cultura” del periódico Dagens Nyheter, el matutino más importante y difundido de Suecia. En este artículo, el crítico Jonas Thente le da una calurosa bienvenida a la versión sueca —por fin completa— del libro Ficciones de Jorge Luis Borges. No es, claro, la primera vez que este libro se publica en Suecia, ni es la única obra del autor argentino traducida al idioma de Strindberg. Pero justamente Ficciones no había aparecido completo, sino que varios de sus textos se incluían en una antología llamada Biblioteket i Babel (“La Biblioteca de Babel”), aparecida en 1974, en la traducción de Sun Axelsson y Artur Lundkvist. Ahora se repara esta ausencia con el lanzamiento del título en una serie de clásicos en formato de bolsillo de la editorial Albert Bonniers, la más poderosa del mercado sueco.

En el artículo, el joven crítico literario Jonas Thente no oculta su admiración por el escritor sudamericano, a quien siente no tan lejano de la esfera del pensamiento nórdico (del cual, sabemos, Borges no fue ajeno). Thente concluye su nota con el siguiente párrafo: “En el caso de que Borges fuera el único escritor de nuestro tiempo al cual se leyera dentro de dos mil años —idea que no considero tan disparatada— se nos valoraría, a nosotros y a nuestra época, como mucho más interesantes de lo que realmente nos merecemos”.1

La idea produce un cierto vértigo. Todos tenemos nuestros autores favoritos: por un lado, aquellos escritores de todos los tiempos que han dejado en nosotros una huella especial, los que han marcado un hito en nuestro camino de lectores. Por otro lado, apreciamos y recomendamos la lectura de escritores actuales que, creemos, merecen la difusión y el reconocimiento de sus contemporáneos. Pero pensarlos en un período de tiempo tan vasto, nos hace retornar a lo esencial. ¿Cuán válido será este escritor o escritora, dentro de diez, cien o dos mil años? Imposible decirlo ahora, claro, pero la perspectiva es inquietante. Que Jorge Luis Borges se nombre en este contexto, es un enorme reconocimiento para la literatura de nuestro continente.

Estocolmo, abril de 2007

Fuente : Letralia.com



Carriego, Borges y Gardel: tres artistas de las "orillas" de Buenos Aires




Alejandro Michelena
  
Resulta fácil vincular al escritor argentino Jorge Luís Borges con su compatriota, el poeta Evaristo Carriego, quien le cantó a la sencilla vida suburbana de Buenos Aires y preludió tantas letras de tango. Esto es así, no sólo porque el autor de Fervor de Buenos Aires publicara en 1930 un libro titulado significativamente Evaristo Carriego, sino por todas las pistas que ha dejado sobre la relación del autor de La canción del barrio con su familia, y acerca del conocimiento personal que tuvieron, efectivo aunque lejano por la diferencia generacional.

Si bien Evaristo Carriego había nacido en la provincia de Entre Ríos, desde los cuatro años habitó en Palermo, zona tradicional porteña que era –en la segunda mitad del siglo XIX– una imprecisa frontera entre la ciudad que comenzaba su crecimiento y las áreas rurales. A través de su vida fue un testigo privilegiado de las transformaciones de esa barriada de las orillas, cuyas tristezas y melancolías supo plasmar en sus versos melancólicos. Carriego fue el cronista más cabal de los tipos humanos de ese "margen" donde se mezclaba gente recién llegada del campo con inmigrantes que acababan de bajar de los barcos. En tal crisol se fueron templando en definitiva los habitantes de Buenos Aires. Pero Carriego, poeta al fin, no se limitó a la mera crónica; hizo mucho más: creó las bases del mito del suburbio.

Jorge Luis Borges convivió, como la cosa más natural, con ese entorno social palermitano, donde los duelos criollos eran cosa de todas las noches. Por cierto que el mundo de ese niño sensible tenía un centro de atracción mucho más potente: la biblioteca familiar, los mundos extraordinarios que se abrían más allá de las páginas de los libros. Pero las circunstancias de ese "borde" de la ciudad donde habitaba, ubicado entre lo rural y lo urbano, no le fueron indiferentes, y así lo prueba el espíritu de sus primeros libros.

En ese marco, la figura algo inclinada y siempre vestida de negro de Carriego llegando hasta su casa, fue para él una imagen familiar. Tuvo el privilegio de frecuentar a quien había dado voz y vida artística a ese suburbio, y a personajes como la costurerita que dio el mal paso, el ciego inconsolable, los cuchilleros legendarios, las callecitas y su misterio. Carriego era el auténtico poeta, el recreador prodigioso de ese universo que al mismo tiempo fascinaba y le resultaba tan lejano al pequeño Jorge Luis.

A la luz de esa experiencia de juventud, no resulta caprichosa la ubicación intelectual que hará más adelante de Evaristo Carriego –en el libro ya mencionado– colocándolo como precursor de su propio camino en la literatura. Los que desconfían de tal postura, los que la consideran –apenas– un mero accionar táctico para desmarcarse de las estéticas vigentes en ese momento, en particular de los rescoldos del modernismo, quizá no llegaron a entender el proyecto estético del primer Borges, el de Luna de enfrente y Fervor de Buenos Aires.

Esto lo supo ver muy bien la crítica Beatriz Sarlo en su libro sobre Borges, donde hace un agudo análisis de los diversos significantes del término "orilla" con relación al autor de El hombre de la esquina rosada.

GARDEL SE ACERCA A LA MESA DEL SUBURBIO

Hay que ubicar también a Carlos Gardel en esa metafórica mesa del suburbio. El Mago vivió su niñez y adolescencia en la zona del Mercado del Abasto, inmerso en ese mundo que Carriego estaba recreando en la poesía, el mismo que más tarde Borges transmutaría en la más válida mitología fundacional de Buenos Aires y en arquetipo universal.

Si bien los textos de Carriego no se prestaron directamente para ser cantados, muchos tangos de la primera época del dúo Gardel-Razzano guardan su aire inconfundible. Aunque en realidad, en el repertorio gardeliano hay apenas dos tangos que nombran a Evaristo Carriego: "Quién tuviera dieciocho años", y "Trovas".

Y a Borges con Gardel, ¿es posible relacionarlos? Sus infancias transcurrieron en zonas orilleras, aunque en clases sociales diferentes. El primero fue espectador precoz del mundo que supo retratar tan bien Carriego, pero no participante, salvo –años más tarde– en la dimensión del arte.

Se ha afirmado que a Borges no le gustaba el tango, y sí, mucho, la milonga. Y esto es verdad. Pero con una precisión: apreciaba algunos tangos, todos de la guardia vieja, como "La Morocha", "La Tablada", "El Choclo", "El Marne". A Borges le gustaba oír a los buenos guitarreros con su rasgueo de aires de milonga. Y Gardel se apoyó ampliamente en la guitarra como acompañamiento en los primeros tramos de su trayectoria. Entonces: el sonar de la guitarra criolla, tan especial, triste y alegre a un tiempo, simple y complejo, siempre bordeando honduras sin caer en ellas, es un elemento artístico que hermana al cantor y al escritor.

Pero Borges, al igual que antes lo había hecho Carriego, rechazó la impronta melodramática que adquirieran las letras de tango desde el comienzo, desde la propia "Mi noche triste", de Pascual Contursi, que inauguró el ciclo del tango cantado. Hombre de gustos austeros en materia musical, iba a seguir prefiriendo la milonga al tango, y la primera etapa del ritmo ciudadano a lo que vino después. En su libro Evaristo Carriego escribió lo siguiente al respecto: "El tango está en el tiempo, en los desaires y contrariedades del tiempo; el chacaneo aparente de la milonga ya es eternidad."

Ha habido opiniones nada positivas de Borges relacionadas con Gardel. Sin embargo, en entrevista que le hizo Antonio Carrizo para la televisión argentina en 1981, llegó a aceptar que Gardel "sigue cantando en la memoria de los hombres"; y ante el desconcierto de Carrizo frente a esa respuesta –convencido el periodista del rechazo que el autor de Ficciones tenía por el gran cantor– Borges se preocupó de aclararle que sí, que se trataba de un elogio. Dijo después: "Más allá de mi opinión personal, el hecho que Gardel siga cantando en la memoria de los hombres no es poca cosa. ¿Cuántos lo han logrado de esa manera, y a tantos años de la muerte?"

Pero lo más asombroso es otra frase borgeana en relación con el Morocho del Abasto, que suena inusualmente entusiasta: "Era tan perfecto que a menudo dejaba deslizar algún error para no parecer extraordinario". Esta opinión borgeana apareció en el libro Borges: de la A a la Z, de Ediciones Siruela. Fue corroborada como auténtica por el gran amigo del autor, Adolfo Bioy Casares, en diálogo con el escritor uruguayo Enrique Estrázulas.

UNA HISTORIA DE"ORILLEROS"

Y volviendo al lúcido análisis de la relación de Jorge Luis Borges con las "orillas" que ha hecho Beatriz Sarlo: tal reflexión tiene más de un significante. Las "orillas" de Buenos Aires, aquel Palermo en el cual el escritor transcurrió sus primeros años. Pero además el microcosmos recreado en sus primeros libros, marginal –en las "orillas"– como temática, sólo abordada antes justamente por Evaristo Carriego. Pero también, y en toda su obra, Borges seguirá siendo un "orillero": en lo estilístico y formal, amalgamando géneros literarios; en lo temático, abordando temas no usuales en la literatura argentina; en lo conceptual, alimentándose de fuentes intelectuales no previsibles, y estableciendo su propio canon de fervores literarios en las "orillas" de la tradición más prestigiosa de la cultura occidental.

Carriego, desde muy pequeño, se impregnó de los aires suburbanos. Y habitó en las orillas palermitanas hasta su muerte. Como poeta, es un romántico tardío con ingredientes de realismo coloquial, muy poco vinculable con su estricta generación –la del 900– deslumbrada por el modernismo que Rubén Darío estaba diseminando por todo el continente. La agudeza de sus retratos de personajes, de sus cuadros de costumbres, de sus fragmentos líricos de vidas, está bastante lejos de lo característico entonces en la poesía argentina. Y el asunto de sus poemas era algo novedoso, como reciente era entonces el fenómeno de esos barrios nuevos que comenzaban a desarrollarse en el tejido urbano.

Fue Evaristo Carriego un orillero cabal. Porque vivió en ese barrio de las orillas de Buenos Aires llamado Palermo, y porque se preocupó de conocer y frecuentar a verdaderos personajes de la orilla –cuchilleros notorios– que formaban parte de ese mundo que tanto lo atraía y que iba a reflejar en su obra. Porque escribió desde las "orillas": estilísticas y temáticas, a contrapelo tanto de lo establecido como de lo renovador de su época.

Y si observamos ahora a Carlos Gardel, a la luz de esta reflexión, comprobamos que en su condición existencial y arquetípica es un verdadero prototipo del suburbio. Su propio origen, polémico para muchos, brumoso para otros tantos, está marcando un destino nada convencional, marginal, de la "orilla" existencial. Pero a diferencia de Borges y Carriego –por razones sociales, contempladores más que participantes del espectáculo del suburbio– el joven Carlitos fue un protagonista activo de esa vida orillera.

El artista cachorro fue haciendo su educación sentimental en medio del clima humano del Mercado del Abasto. Fue uno más en esa multitud variopinta que hormigueaba en torno a la inmensa usina alimenticia de la gran ciudad. Pero gracias a su genio –a través del cultivado arte de una voz prodigiosa– llevaría por el mundo el imaginario y los sueños de todos esos habitantes de las orillas con los que conviviera, y a los que nunca olvidó por otra parte.

Pero también en cuanto artista, se da en Gardel –como lo acabamos de ver en Borges y Carriego– esa vocación por los márgenes, por las "orillas" estilísticas, por la originalidad que es en definitiva una forma de soledad. Gardel inauguró el tango-canción, su voz colmó toda una época, y fue tan elocuente y tan perfecta que también cerró –con su muerte– un ciclo insuperado. Los cantores que vinieron después, valiosos y estimables muchos, no pudieron medirse con esa voz sin parangón naciendo una y otra vez de los viejos discos. Surgiendo, con idéntica vitalidad, de los CD y DVD actuales.

Fuente : La Jornada Semanal

viernes, 14 de noviembre de 2014

Borges ante su último laberinto: El Tiempo en “El jardín de senderos que se bifurcan”



 
“Hume ha negado la existencia de un espacio absoluto […] yo la de un solo tiempo, en la que se eslabonan todos los hechos ” * * *

“El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo” 1. Introducción Imposible es proferir una interpretación absoluta e inequívoca de los grandes cuentos que Jorges Luis Borges urdió. Nos encontramos ante una obra que usufructúa, con una eficacia sin parangón, lo canónico al mismo tiempo que, de un modo no menos contundente, elude una ligera taxonomía. Esto no debe ir en detrimento del original trabajo hermenéutico, ya definitivo, que identificó los grandes temas y arquetipos borgeanos para siempre. Sin embargo, restan intersticios no menos interesantes que aquellos, que nos aventuran hacia una nueva exploración, más de resignificación que de originalidad crítica, para encontrar los tópicos que Borges, acaso, no considero explícitamente como inspiración, pero que con su habitual lucidez prefiguró. En este trabajo nos ocuparemos de brindar una relectura del “Jardín de senderos que se bifurcan” desde dos diferentes perspectivas: una, la de la tradición filosófica y mística vinculada a los debates sobre la esencia del tiempo; otra, desde la vanguardista física contemporánea. En los ensayos de Borges encontraremos todo lo necesario para disponer de un preciso mapa de todas las doctrinas que alguna vez influyeron en el modo en que los hombres entendieron el enigma del tiempo y a eso dedicaremos una parte importante de nuestras consideraciones. No pretenderemos agotar esos arduos sistemas filosóficos sino más bien evaluarlos como elementos de contraste respecto de la ulterior interpretación que hagamos del relato que aquí estamos analizando, la que involucra a la controversial mecánica cuántica. La pregunta que persistirá en esta exposición es la siguiente: ¿Borges extiende la literatura fantástica, y con ella la metafísica en los términos de su conocida sentencia, hasta el campo científico o, más bien, es el campo científico el que se vuelve hacia la literatura fantástica? 2. El jardín de senderos que se bifurcan y sus precursores Quisiera antes de comenzar el análisis de los precursores borgeanos que dispusiésemos desde el principio de la definición que Borges brindo de lo que es un laberinto, para que así podamos ir cotejando a lo largo de nuestro trabajo si la misma es consistente, abolida o superada en

El Jardín de senderos que se bifurcan: “el laberinto ideal sería un camino recto y despejado de una longitud de cien pasos donde se produjera el extravío por una razón psicológica [...] un laberinto debe ser un sofisma, no un galimatías” . Como primera elucubración podemos suponer que esta definición no se ajusta cabalmente al tipo de laberinto que vamos a encontrar en el relato. Retomaremos esto a la hora de brindar nuestras conclusiones. Pasemos ahora al análisis argumental del cuento y los antecedentes filosóficos que en él pueden rastrearse. El jardín de senderos que se bifurcan asume la tesis la existencia de un tiempo bifurcado, superador de las formulaciones que en términos de rectas y círculos se dieron a lo largo de la historia de la filosofía, al afirmar que todas las posibilidades de un acontecimiento, incluso las que implican una contradicción, acaecerán en tiempos paralelos y simultáneos al nuestro.

Este conjunto que no agota, necesariamente, las permutaciones de todos los sucesos del universo halla su expresión en el libro-laberinto que Ts'ui Pên acometió para perplejidad de sus intérpretes. Es preciso aclarar que la posesión de dicha simultaneidad nos es forzosamente ajena pero, al menos para Borges, podríamos intuirla considerando todas las variaciones de la novela: “Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan. De ahí las contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo.

Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etc. En la obra de Ts'ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones” No deberíamos caer en la interpretación trivial de considerar al El jardín… como un simple experimento de permutaciones sino como involucrando una reflexión sobre el tiempo en tanto un entramado inextricable. Ts'ui Pên, continuador de las tesis de Dunne sobre la imposibilidad de un tiempo absoluto , pretende urdir en su novela un tiempo multidimensional arrojando un resultado tan caótico como total. El modelo laberíntico que el relato deja vislumbrar es tan singular que cada red se bifurca y cada bifurcación es una red que desata otras posibilidades, permitiendo así dar cuenta de realidades simultáneas en un universo hipotéticamente infinito. El límite de esta ramificación viene dado por el lenguaje que, necesariamente, es sucesivo y del soporte impreso que acaba imponiendo una organización lineal y coherente. Disponer de alguna comprensión de un tiempo bifurcado nos compele a una propuesta reduccionista como la que Borges propone bajo la forma de una extraordinaria teoría de la lectura . Otras teorías que refutan la sucesión temporal, y que Borges examina, son las que asocian la eternidad a la mente divina. Detengámonos en una de esas aproximaciones. Platón escribió en el Timeo que “el tiempo es la imitación móvil de la eternidad”. A partir de ese dictamen, para luego refutarlo, se fundan los itinerarios intelectuales del medievo que tratarán de salvaguardar a la divinidad de la inevitable corrupción que el devenir temporal engendra. No obstante, la tradición cristiana albergará el anhelo de aproximarse a la eternidad a través de una búsqueda dialogal y nostálgica por la unidad pérdida con Dios. Ese es el lema del neoplatonismo. Partiendo de esto, y adscribiendo a las tesis de Hilton Alers Valentin , valoraremos las semejanzas entre el Jardín de senderos que se bifurcan y el Dios de San Ireneo, quien es el que irá delimitando las notas fundacionales de una doctrina cristiana de la eternidad. El énfasis, sin duda, habría que ponerlo en el debate sobre la predestinación. Esta no es más que una consecuencia lógica de la omnipotencia y la eternidad divina, que conoce no sólo todas las cosas reales sino también las posibles. La inteligencia divina sabe en una instantánea captación intelectual, sin detrimento del libre albedrío, lo que el hombre hace en sus circunstancias presentes, así como lo que podría haber hecho si las circunstancias fuesen otras. Borges comenta esto en la siguiente cita de Historia de la eternidad “Con este repetido apoyo, los modos potenciales del verbo pudieron ingresar en la eternidad… nosotros percibimos los hechos reales e imaginamos los posibles (y los futuros); en el

Señor no cabe esa distinción, que pertenece al desconocimiento y al tiempo…Su eternidad combinatoria y puntual es mucho más copiosa que el universo” Esa serie infinita de permutaciones que Dios conoce desde el no- tiempo ,que es el lugar creador que siglos después San Agustín le asignaría, se encontraría compilada en un microcosmos como lo es el extraordinario libro de Ts'ui Pên. Su lectura, que en el unidimensional tiempo de nuestra conciencia es absurda, nos revela no sólo un acceso privilegiado al dilema temporal sino, lo que es mucho más relevante, nos permite leer, o al menos entrever, la mente divina. Lo que Borges quiere comunicar con ello es que el enigma del tiempo no guarda una cabal relación, aunque no puede excluirse del todo, con un flujo representacional del mundo que se nos manifiesta, como lo juzgó Berkeley.
Es preferible entenderlo como “duración en la conciencia” próxima a la dualidad que Henri Bergson postuló, distinguiendo entre un tiempo puro o interior, que es el yo de la conciencia donde todos los estados mentales son simultáneos, y el exterior que mide el reloj, contaminado por la tradición que lo asoció a la medición del espacio . Borges adhiere a una caracterización sustancial del tiempo pero no univoca; admite la necesidad de múltiples tiempos que no suponen un vínculo causal necesario. No creemos que Borges entendiera a la eternidad más allá de una metáfora, pero ello no debe resultar en una consideración baladí de la misma, puesto que, es lúcida la estrategia que intenta clarificar la temporalidad desde su negación como un continuo o desde la superadora mirada divina. El matiz preciso que Borges describe oscila entre la eternidad platónica que se circunscribe a una selección de arquetipos, que es inferior a la realidad del mundo, y la concepción cristiana de la eternidad, más copiosa e inventiva que la temporalidad humana. 2.1 Borges y los multiversos de Everett Por razones de extensión no podemos ofrecer una reconstrucción racional de la mecánica cuántica para así poder cotejar exhaustivamente la pertinencia del aporte borgeano en esta materia.

Brindaremos, en su lugar, una paradoja que usualmente se utiliza para divulgar las controversias cuánticas. Los átomos y otras partículas subatómicas no admiten una interpretación en la que indicar el estado de la partícula se corresponda con indicar su posición y velocidad en un instante determinado porque, sencillamente, no es posible bajo los términos del principio de incertidumbre estar totalmente seguro de dichas magnitudes; cuanto con más exactitud conozco la velocidad de un electrón con menos precisión conoceré su posición y viceversa. Dicha incerteza es estructural y no un conjunto de variables ocultas. Esto termina implicando una rareza aún mayor que se ha explicitado bajo la paradoja del gato de Schrodinger: un gato ha sido colocado en una caja cerrada, de forma tal que no pueda ser observado. Existe un mecanismo que, de activarse, acaba con la vida del gato. Se dispara una partícula de la que no se sabe cuál es el valor de una magnitud llamada espín , que puede ser igualmente positiva o negativa, con igual probabilidad, pero atendiendo que son estados mutuamente excluyentes. Si el valor del espín es positivo, el mecanismo se activa y el gato muere; si el valor del espín es negativo, el mecanismo no se activa y el gato salva su vida. Dado que no se mide el espín antes de que la partícula penetre en el mecanismo, no puede decirse que ella tenga un valor positivo o negativo; la única forma de saberlo es abriendo la caja y observando si el gato ha muerto o no. En consecuencia, antes de observar el gato, y dada la incerteza que portaba el espín, deberíamos afirmar que el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. En otras palabras, y esto es lo que conmociona, no tiene sentido hablar de la vida del gato mientras no se abra la caja. No se trata de una verdad en suspenso, sino de una verdad bifurcada entre sus dos contrarios. Podemos así resumir el lema de la mecánica cuántica diciendo que “nada existe hasta que no es observado”. ¿Es entonces la medición lo que provoca que el gato esté vivo o muerto?, ¿Es la intervención del observador que hace el experimento la que define la realidad del objeto de estudio?. Esta superposición de estados que la interpretación de Copenhague acepta sin mayor sobresalto, para muchos otros científicos involucraba un problema de medición que desbordaba uno de las teorías con mayor capacidad predictiva en la historia de la ciencia. La única solución que se aceptó a regañadientes es la tesis de Everett- Dewitt . Sucintamente puede ser expuesta de la siguiente manera: en cada medición cuántica el universo se ramifica, con una componente por cada resultado posible del experimento. En uno de los universos nuestro memoria se corresponde con el espín para arriba (o con el gato de Schrodinger muerto); en el otro, con el espín para abajo (o con el gato de Schrodinger vivo). La secuencia de las configuraciones de nuestra memoria es diferente para cada uno de los universos. De ese modo, realidades simultáneas pero en mundos paralelos parecen salvar el colapso de la función onda que implica que el átomo esté en una superposición de estados antes de ser observado y en un estado definido después de la observación.

Everett señala que el estado que no verificamos en nuestra realidad (por ejemplo, que el gato de Schrodinger está muerto) se realizará en otro tiempo simultáneo creado a partir del resultado del experimento en nuestro mundo. El jardín de senderos que se bifurcan representa así la imagen del universo tal como la concebía Ts'ui Pên y, si aceptamos la hipótesis de Everett, el mundo subatómico también participa de esa concepción: “creía en una serie de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que recularme se ignoran abarcan todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos […] En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta simultáneamente por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan” Es tal la lucidez de Borges que remarca “Crea”, tal como lo hace Everett al afirmar que un experimento crea en otros tiempos las realizaciones efectivas sobre las que no se colapso en el nuestro . La aproximación de Everett, que luego de todo este arduo itinerario es también la de Borges, no soluciona el enigma temporal sino que lo proyecta a otros mundos paralelos de los que jamás tendríamos noticias por encontrarse, probablemente, en dimensiones de orden superior .

El problema de la simultaneidad confrontado con la sucesión del tiempo queda así salvado, al menos, provisoriamente . 3. Conclusión Hemos ofrecido dos interpretaciones, en principio, diferentes del mismo relato. Lo hemos abordado desde las tesis medievales que postulan que en la eterna mente divina, preservada de la corrupción del tiempo por ocupar un lugar de prioridad ontológica respecto de aquel, se encuentran los arquetipos (esencias de todo lo real pasado y venidero que pueda acaecer) guarda semejanza con la idea de Dios representado en la sagrada escritura en tanto un libro infinito. Esto es explicado por Juan Escoto Erígena, cita recurrente en la ensayística borgeana, que entendió que la escritura admitía tantas interpretaciones como lectores del libro sagrado . Retomemos la definición inicial que dimos de Laberinto: “debe ser un sofisma, no un galimatías”. El espacio y sus laberintos asociados: “La esfera de Pascal”,

El romboide de “La Muerte y la Brújula”, La Biblioteca de Babel y “El libro de arena” son una forma del terror y la perplejidad ante lo que aparentaba ser un orden secreto, epifánico, que acaba revelándose como anatema. El costo de evitar un laberinto que sea un galimatías es la certeza de que detrás de ese aparente cosmos nos aguarda la fatalidad, el minotauro, que Borges entiende superior a la mera e inescrutable permutación del azar como destino del hombre. Esa definición normativa de un laberinto no se aplica al caótico y más infatigable Jardín de Senderos que se bifurcan, que de algún modo, es la expresión real de la libertad y sus contradicciones, la abolición de los límites físicos que impone ser esto aquí y ahora, para devenir en una existencia múltiple. Cada elección de lectura de la novela de Ts'ui Pên nos revela todas aquellas que omitimos y que abarcan las acciones que no pudimos ejecutar en ese instante. Crear diversos porvenires ante cada elección asegura que nada esencial va a perderse, que todo lo potencial va a ser actualizado, eludiendo así la trampa de un tiempo unidimensional y aproximándonos, en consecuencia, a la perfecta memoria de Dios:” Solo una cosa no hay es el olvido/Dios que salva el metal salva la escoria/ y cifra en su profética memoria/ las lunas que serán y las que han sido” , dice el poeta resumiendo su credo en estas materias. Esta sofisticada fuga del tiempo ordinario es la máxima aventura especulativa que la obra de Borges se haya propuesto. En el caso de la interpretación de Everett, creo que ha corrido menos suerte, ya que acaba siendo demasiado metafísica para los criterios demarcatorios de la ciencia, lo cual no es inconveniente alguno para Borges, que redujo “la filosofía primera” a la literatura fantástica, y ésta a una singular forma de realismo. Excede el propósito de este trabajo extenderse sobre las numerosas implicaciones filosóficas y científicas de un texto como el que con hemos comentado. Sin embargo, queda suficientemente claro que estamos muy lejos de considerarlo como la propuesta de un simple experimento de permutaciones. El Jardín de senderos que se bifurcan, como tantos otros textos de Borges, presenta una trama que involucra tanto implícita como explícitamente una reflexión sobre el tiempo en tanto un laberinto filosófico inextricable. Al observar este laberinto en la generalidad de su obra, veremos que, recurrentemente, la manera de salir de él, si es que alguna vez se sale, es por arriba, mediante la elevación poética, el único recurso que nos queda cuando ya hemos transitado los sentidos y contrasentidos de la especulación filosófica y, todavía sin respuestas para las mejores preguntas, lo único que no podemos negar es que el tiempo es algo que nos involucra y que, de una manera u otra, termina por dar un plazo a nuestra propia vida.



Bibliografía Borges, J.L., - “ El tiempo y J.W. Dunne” en Otras inquisiciones, Emecé, Buenos Aires, 2005. - “El jardín de senderos que se bifurcan”, en Ficciones, Emecé, Buenos Aires, 2000. - “Laberintos” en Textos recobrados 1931-1995, Emecé, Buenos Aires, 2001. - “La poesía” en Siete Noches, Emecé, Buenos Aires, 1980. - “Everness” en “El otro, el mismo”, Emecé, Buenos Aires, 1964. Bergson, Henri, La evolución creadora, Aguilar, Mèxico, 1963 Berkeley, Principios del conocimiento humano, Aguilar, México, 1968. Gribbin, J., En busca del gato de Schrodinger, Salvat, 1986, Barcelona Levinas, M., “La invención borgeana y la verdad científica” en Borges y la ciencia, Eudeba, Buenos Aires, 2004. Mateos, Z., La filosofía en la obra de Jorge Luis Borges, Biblos, Buenos Aires, 1998. (consultado) Martínez, G., Borges y la matemática, Eudeba, Buenos Aires, 2003 (consultado) Platón, Timeo, Gredos, 2002, Madrid.


Fuente : Escritores.org
Autor: Carlos Andrés Russo